lunes, 28 de marzo de 2011

Especiales Ficus

Especiales El Ficus es un arbusto o árbol perenne de hojas coriáceas. Algunas especies son trepadoras y por lo general se colocan en el interior de las habitaciones y en sitios que no sean demasiado claros. Pueden alcanzar una altura de hasta 30 metros, estos casos se han dado sobre todo en su lugar de origen, el Extremo Oriente. Sin embargo, en nuestros interiores alcanzan tan sólo una altura de entre 2 y 4 metros. Existen alrededor de dos mil especies de este género, el Ficus, que crecen silvestres en las regiones tropicales de Asia. Esta planta, conocida también con el nombre de 'árboles de la goma', se reproduce a través de acodos a principio del verano. Estos arbustos plantan sus verdes biambas en la rectilínea perspectiva de los grandes despachos y, además, acrecientan la intimidad de la sala y dan vida a los descansos de las escaleras, pasillos y recibidores. Tipos de Ficus El 'Ficus Benjamina', es uno de los arbustos más bellos y por eso es un gran elemento decorativo. Sus ramas son colgantes y sus hojas, que tiene de 6 a10 centímetros de largo, poseen una forma oval-lancetada con punta alargada. Algo más pequeñas son las hojas del 'Ficus Deltoides', o Diversifolia, como también se le conoce. Lo más característico de este tipo de Ficus son las frutillas que ofrece que tienen un color verde amarillento y un tamaño que no supera el centímetro, y que carga con ellos desde muy jóvenes. Esta especie procede de las Azores y alcanza una altura máxima de 50 centímetros. También nos encontramos con el 'Ficus Elástica', que es el más conocido de los gacios. Sus hojas alcanzan aproximadamente los 40 centímetros, su color es de un verde brillante y su forma es elíptica en la punta. Cuando nacen las hojas nuevas éstas lo hacen envueltas por hojas bracteales, generalmente de color rojo, que caen enseguida. Pertenecientes a esta especie predominan en el mercado las siguientes formas de jardín: Lecora, que se caracteriza por sus grandiosas hojas verdioscuras y brácteas pintojas. Variegata, de hojas con manchas blancuzcas, amarillentas o incluso grises. El 'Ficus de Caja de Violín', o Ficus Lyrata o Pandurata, tiene las hojas más largas todavía que el Ficus Elástica. Éstas llegan a alcanzar los 50 centímetros y son verdioscuras con nerviaciones de un color más claro. Se le dio este nombre porque su diseño recordaba al del cuerpo de un violín. Esta planta se caracteriza porque crece hacia arriba y hacia los lados. La especie 'Ficus Pumilla', Repens o Stipulata, logra alcanzar los 4 metros de altura y trepa afanosa por los espaldares que dividen interiores. Sus fuertes raíces adventicias también le permiten subir por tapias y paredes de cemento y prestarse además como especie de planta colgante. Sus hojas verdiblanacas se caracterizan por ser estrechas, reniformes abombadas. En las habitaciones frías es ideal la especie 'Ficus Rubiginosa', o Australis, cuyas hojas, que miden aproximadamente unos diez centímetros, están provistas de un vello color óxido en el envés. El haz, coriáceo, es de un verde oscuro. Cuidados y reproducción La Ficus Benjamina es una especie que necesita calor, incluso en invierno, ya que la temperatura no deberá ser inferior en ningún caso de 18º. Aún así, en el verano es convente protegerlo del sol y regarlo muy a menudo. Si la temperatura es alta y el ambiente es seco es necesario rociar las hojas para evitar que se sequen. Dos veces por semana, excepto en invierno, es necesario ponerle fertilizante para plantas de interior. El Ficus Elástica es un tipo de ficus que no soporta bien el agua fría, por eso es conveniente usar para regarla y rociarla agua tibia. También es bastante sensible a las corrientes de aire y sus hojas abigarradas agradecerán que se las coloque en un lugar lo más claro posible. Esta especie aguanta mejor el frío que la anterior, pero tampoco podrá estar en lugares que bajen de los 10 grados en invierno. Durante su crecimiento es bueno que se le apliquen buenas dosis de fertilizante disuelto, pero no es una planta que necesite especialmente grandes cantidades de agua. El Ficus de Caja de Violín es menos delicado que los anteriores y puede vivir en cualquier habitación donde la calefacción no rebase los límites normales, aunque lo que más le conviene a esta especie es estar expuestas a un aire húmedo por eso se recomienda rociarla a menudo, y también estar en un sitio claro, nunca soleado. Las plantas que ya sean algo viejas necesitan cada par de semanas un poco de abono para plantas de interior, ahora bien nunca se deben abonar en invierno. La especie trepadora Ficus Pumila soporta bastante sol que no sea el del mediodía y los lugares oscuros. En verano es necesario que se la riegue muy a menudo y también es conveniente que una vez a la semana, más o menos, se la de una ducha tibia y se la abone. En invierno, sin embargo, lo mejor es no regarla demasiado y por supuesto no abonarla, ahora bien, es muy beneficioso darla de manera ocasional duchas tibias. Todas las especies de Ficus se dan, o en una tierra arcillosa y alimenticia que puede estar mezclada con estiércol de vaca y tierra vegetal o arena, o bien en tierra para flores, tal como se vende mezclada para su utilización en los establecimientos especializados. Sus principales enemigos Los insectos que más perjudican a este tipo de plantas son las cochinillas y las arañas rojas. Las temperaturas bajas, los cambios bruscos de las mismas y las fuertes corrientes de aire pueden producir enfermedades en sus hojas que se manifestarán en forma de manchas. El exceso de frío o de humedad produce, por ejemplo, en los bordes de las hojas inferiores manchas de color amarillo. Su reproducción es bastante difícil. Hay que empezar por poner en primavera, dentro de una botella de agua situada ante una ventana, un vástago o un esqueje hasta que salgan las raíces. El acodo también puede ponerse en una mezcla de broza de turba y arena en una bandeja que se coloque sobre un radiador de calefacción hasta que broten las raíces. En estos casos es necesario que se ponga encima de la bandeja una cubierta de plástico.

martes, 22 de marzo de 2011

Increibles La Flor del Ceibo - Erythrina crista-galli L

Increibles

La flor del ceibo es la flor nacional de la República Argentina. También denominada seibo, seíbo o bucaré, fue declarada flor nacional argentina por Decreto del Poder Ejecutivo Nacional Nº13.847/42, del 22 de diciembre de 1942. De ahí que el 22 de Noviembre se celebra el día de la Flor Nacional. También es la flor nacional de nuestro país vecino la República Oriental del Uruguay.



El Ceibo es un árbol originario de América, de la zona subtropical, no muy alto, de tronco retorcido, pertenece a la familia de las leguminosas, por lo que las semillas se guardan en vainas encorvadas. Sus flores son rojas, de un rojo carmín. Crece en las riberas del Paraná y del Río de La Plata, pero se lo puede hallar en zonas cercanas a ríos, lagos y zonas pantanosas a lo largo del país. La madera de ceibo es muy liviana y porosa, y se la utiliza para la construcción de balsas, colmenas, juguetes de aeromodelismo. Su presencia en parque y jardines argentinos, pone una nota de perfume y color. Y el admirador evita arrancar sus flores, debido a que sus ramas poseen una especie de aguijones.


Leyenda de la flor del ceibo
Según cuenta la leyenda la flor del ceibo nació cuando Anahí fue condenada a morir en la hoguera, después de un cruento combate entre su tribu y los guaraníes.
Por entre los árboles de la selva nativa corría Anahí. Conocía todos los rincones de la espesura, todos los pájaros que la poblaban, todas las flores. Amaba con pasión aquel suelo feraz, silvestre, que bañaban las aguas oscuras del río barroso. Y Anahí cantaba feliz en sus bosques, con una voz dulcísima, en tanto callaban los pájaros para escucharla. Subía al cielo la voz de la indiecita, y el rumor del río que iba a perderse en las islas hasta desembocar en el ancho estuario, la acompañaba. Nadie recordaba entonces que Anahí tenía un rostro poco agraciado, tanta era la belleza de su canto.
Pero un día resonó en la selva un rumor más violento que el del río, más poderoso que el de las cataratas que allá hacia el norte estremecían el aire. Retumbó en la espesura el ruido de las armas y hombres extraños de piel blanca remontaron las aguas y se internaron en la selva. La tribu de Anahí se defendió contra los invasores. Ella, junto a los suyos, luchó contra el más bravo. Nadie hubiera sospechado tanta fiereza en su cuerpecito moreno, tan pequeño. Vio caer a sus seres queridos y esto le dio fuerzas para seguir luchando, para tratar de impedir que aquellos extranjeros se adueñaran de su selva, de sus pájaros, de su río.
Un día, en el momento en que Anahí se disponía a volver a su refugio, fue apresada por dos soldados enemigos. Inútiles fueron sus esfuerzos por librarse aunque era ágil. La llevaron al campamento y la ataron a un poste, para impedir que huyera. Pero Anahí, con maña natural, rompió sus ligaduras, y valiéndose de la oscuridad de la noche, logró dar muerte al centinela.
Después intentó buscar un escondite entre sus árboles amados, pero no pudo llegar muy lejos. Sus enemigos la persiguieron y la pequeña Anahí volvió a caer en sus manos. La juzgaron con severidad: Anahí, culpable de haber matado a un soldado, debía morir en la hoguera. Y la sentencia se cumplió. La indiecita fue atada a un árbol de anchas hojas y a sus pies apilaron leña, a la que dieron fuego. las llamas subieron rápidamente envolviendo el tronco del árbol y el frágil cuerpo de Anahí, que pareció también una roja llamarada. Ante el asombro de los que contemplaban la escena, Anahí comenzó de pronto a cantar. Era como una invocación a su selva, a su tierra, a la que entregaba su corazón antes de morir. Su voz dulcísima estremeció a la noche, y la luz del nuevo día pareció responder a su llamado.
Con los primeros rayos del sol, se apagaron las llamas que envolvían Anahí. Entonces, los rudos soldados que la habían sentenciado quedaron mudos y paralizados. El cuerpo moreno de la indiecita se había transformado en un manojo de flores, rojas como las llamas que la envolvieron, hermosas como no había sido nunca la pequeña, maravillosas como su corazón apasionadamente enamorado de su tierra, adornando el árbol que la había sostenido.
Así nació el ceibo, la rara flor encarnada que ilumina los bosques de la mesopotamia argentina. La flor del ceibo que encarna el alma pura y altiva de una raza que ya no existe.



Para ampliar información:
www.ambiente.gov.ar/?idarticulo=680 -

jueves, 17 de marzo de 2011

Yuyos Juniperus phoenicea L. subsp phoenicea

Yuyos

Sabina negral

Arbusto o pequeño árbol de la familia de las cupresáceas de copa redondeada, follaje denso , corteza grisáceas o parda y fibrosa. Hojitas escuamiformes agrupadas en pequeñas ramillas. Las flores femeninas y masculinas suelen estar en el mismo pie de planta. Sus conos femeninos dan lugar a las fructificaciones típicas de los enebros y sabinas conocidas como arcéstidas, que en esta especie son de color rojizo en la madurez.

Especie de distribución Mediterránea y Macaronésica, que se cría en matorrales secos y pedregosos, en los roquedos que no permiten el crecimiento de encinas y otras especies esclerófitas, hasta los 1500m en altitud, muy adaptada a las condiciones continentales siendo muy resistente a las heladas y soportando extremas sequías.

Resulta sorprendente y espectacular el poder contemplar el verdor y vigor de estos arbustos en las secas y frías montañas mediterráneas con poco más de 300mm al año de precipitación, destacando sobre el ocre del entorno, siendo la especie dominante y conformando pequeños bosquetes o sabinares.
Fotografía realizada en un sabinar de la Sierra de Marmolance en Huéscar ( Granada), entorno donde confluyen varias provincias biogeográficas, y sectores botánicos.

jueves, 10 de marzo de 2011

Patios Columnares del Atuel

Patios

Estas hermosas columnares disfrutan del peculiar habitat creado a lo largo del cañon del Atuel que acompaña el rio del mismo nombre desde el dique de El Nihuil hasta Valle Grande, al Suroeste de la ciudad de San Rafael, en la Provincia de Mendoza, Republica Argentina.

miércoles, 9 de marzo de 2011

Especiales Césped: Cultivo

Especiales Sin duda, el césped es la base y parte principal del cualquier jardín, ya sea privado o público. Por ello, no hay que olvidar su importancia a la hora de dar forma al espacio y hay que conocer algunas de sus características, con el fin de plantar el más adecuado y de hacerlo convenientemente. Además, no se debe pasar por alto la importancia decorativa de este elemento, que crea zonas ideales para la colocación de flores o plantas. Asimismo, proporciona una base suave y blanda con el fin de que se convierta en espacio acogedor y zona para el juego de los más pequeños. No obstante, éste suele ser el elemento menos cuidado del vergel, a pesar de su gran utilidad y de que no requiere excesiva atención. En la mayoría de los casos, el único tratamiento que recibe es ser cortado habitualmente. Tipos de césped: El césped es un tipo de hierba, de las cuales existen en el mundo unas mil clases conocidas. No todas éstas son empleadas como césped, ya que deben ser capaces de soportar los habituales cortes y de formar una tupida alfombra y una cubierta densa. Dependiendo del objetivo con el que se plante, se empleará una u otra clase, aunque normalmente se suelen efectuar mezclas entre diferentes hierbas para obtener ejemplares satisfactorios. El césped de jardín, a excepción de aquel que se encuentra recién plantado, se verá enseguida invadido por las especies de hierbas nativas de cada zona. Para evitarlo, se debe seguir una estricta rutina de cultivo, sobre todo cuando el césped se planta con una función ornamental. Hay varios tipos, que son los más utilizados en la elaboración de jardines.:
  1. El primero de ellos es el denominado césped de manzanilla, particularmente apropiado para zonas de pequeño tamaño, donde el suelo sea seco y arenoso. Se caracteriza por sus hojas aromáticas que forman una tupida cubierta en el suelo.
  2. Por otro lado, se encuentra el tomillo silvestre, un césped que sólo requiere una poda anual, que ha de hacerse tras la floración.
  3. Por su parte, la Camomilla es una planta que posee las hojas estrechas y unas flores anchas y blancas similares a las margaritas.
  4. Para zonas de clima seco es muy útil el trébol blanco u holandés, que proporciona una hermosa cubierta verde que no amarillea ni en las épocas más secas. El trébol elabora una cubierta muy verde de fácil mantenimiento, pero necesita un suelo alcalino para prosperar.
  5. Sin embargo, según los expertos en el tema, la variedad más conveniente es el Treneague, que no suele florecer pero que es excesivamente útil por no requerir apenas corte.

Antes de plantar lo primero que hay que hacer:

  1. Preparar correctamente la zona en la que se vaya a hacer, con el fin de que el suelo se encuentre en óptimas condiciones. Así, si el césped se va a sembrar por primera vez en esa superficie, conviene que se encuentre a cielo abierto o, de lo contrario, no tener más de medio día de sombra en verano, porque no crecerá con la fuerza necesaria.
  2. Cuando la capa del suelo contenga excesiva arena o yeso, se debe enriquecer aplicando una capa de entre tres y cinco centímetros de turba o musgo.
  3. Si el suelo es suficientemente rico, esto no es necesario, pero tampoco está de más, ya que la aplicación de fertilizantes siempre es positiva para el césped.
  4. El siguiente paso a realizar es comprobar la nivelación del terreno, así como el drenaje, para posteriormente rastrillar la tierra hasta una profundidad de unos quince centímetros, procurando eliminar todos los terrones. Esta preparación del terreno se puede efectuar durante todo el año, menos cuando el suelo se encuentre mojado o embarrado.

Plantación:

  1. Una vez que se hayan realizado los pasos de preparación del terreno es conveniente proceder a la siembra, que se puede llevar a cabo, igualmente, en cualquier época del año, excepto en invierno. No obstante, se indica el otoño como mejor momento, ya que las lluvias de esta temporada favorecerán el desarrollo de la hierba.
  2. En cuanto a las semillas, cabe destacar que son muy pequeñas, por lo que no conviene sembrar cuando haga viento y asegurarse de que el suelo se encuentre levemente húmedo.
  3. Las semillas se deben administrar generosamente para que el césped sea capaz de cubrir todo el suelo, pero el exceso de semillas puede provocar que los plantones se pudran. Así, en suelos bastante fértiles se debe aplicar treinta gramos por metro cuadrado, mientras que en suelos más pobres hay que aumentar esta cifra hasta sesenta gramos
  4. El mejor método para sembrar consiste en colocar cuerdas tensadas a una distancia de un metro entre ellas.
  5. Posteriormente, se preparan pequeños montones de treinta gramos con las semillas y se marca en el suelo la superficie que corresponde a un metro cuadrado.
  6. Finalmente, hay que distribuir las semillas de forma regular. Una vez sembrado, conviene rastrillar el suelo para ayudar a las semillas a penetrar en la tierra.
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